En Busca del Dinosaurio: Monumento Natural de Pichasca

Viernes 1 de Septiembre 2006 (17:00 hrs)
Luego de regresar de Monte Patria, nos fuimos a Ovalle, Panchi anduvo en uno de esos autos a batería por la plaza de Ovalle (donde se metió a las plantas con auto y todo :s) y luego de la pataleta de rigor por no pagarle otra vuelta más, nos fuimos rumbo al Monumento Natural de Pichasca, pasando primero por el lindo Embalse Recoleta que acompaña durante unos metros la ruta.



Los valles siguen siendo preciosos y el contraste de sus cactus y sus viñedos lo hacen más lindos aún.
Durante la ruta aparecen los pequeños pueblos empinados en los cerros, con sus Iglesias que son muy parecidas entre si y lo más curioso es ver los cementerios en las cimas de los cerros…



Luego de llegar al pequeño pueblo de San Pedro, llegas a la entrada al Monumento, pero nosotros llegamos tarde, porque sólo se permitía el ingreso en auto hasta las 18:00 hrs. Pero nosotros no podíamos haber andado 55 kilómetros aproximadamente y devolvernos sin visitar la mayor atracción del lugar: Un dinosaurio a escala real. Como la barrera de seguridad impedía el paso en auto, nos fuimos caminando, ya atardecía, el sol en los cerros daban un bonito espectáculo.



En el camino nos cruzamos con una pareja, nos dijeron que la oficina del Guardaparques ya estaba cerrada y que era muy lejos llegar hasta el dinosaurio, pero nosotros seguimos avanzando, hemos andado muchos más kilómetros a pie, no podíamos irnos!
Luego de caminar por un sendero y ver los cerros, el atardecer y algunas ruinas prehispánicas divisamos al Dinosaurio, a esas alturas tuve que inventar un juego para que el Panchi caminara, ya me dolía demasiado la espalda como para seguir llevándolo “a lapa”…y por fin lo vimos, acortamos camino por un pequeño riachuelo seco y llegamos, es hecho de cemento y piedras, mide 13 metros de largo y unos 5 metros de alto, y es la representación del dinosaurio herbívoro Saltaraurus Lomicatus. Luego de las fotos de rigor, descendimos del cerro en la inmensidad del cielo estrellado y la luna, que a pesar de no estar llena, alumbraba nuestro camino. Ya de noche, las luces de los pueblos brillaban con más intensidad en sobre los cerros y nosotros seguimos rumbo a Ovalle, a pasar nuestra última noche en esa cuidad, mañana habrían más aventuras…

Lee la primera parte aqui