Bonus Track: ¿Dónde está el Amor?
Para los que hemos nacido bajo el alero de familias católicas, cristianas o simplemente “porque si”, sabemos que la solidaridad es uno de los principales fundamentos de estas creencias, que se suponen les darán a los creyentes “salvación eterna”, pero, que pasa cuando has dejado de sentirte católico o cristiano y para ti sigue siendo importante ayudar?
Me lo pregunto porque hace rato que dejé de ir a la iglesia (eso da para otro post) y por lo tanto, sin sentirme “católica” tengo esa necesidad de ayudar, no por lo que diga la gente ni porque crea que me mirarán de otra forma, esto va más allá…tal vez sea eso que mencionaba al principio, que desde chica en mi casa se ha procurado ayudar.
La mayoría de las veces ni siquiera es necesario gastar dinero el bolsillo propio, basta con regalar una sonrisa a alguien en la calle, juntar productos que se puedan reciclar y regalarlos o simplemente dar un poco de nuestro tiempo libre para ayudar donde sea necesario y de paso engrandecer nuestra alma.
Y a que viene toda esta introducción? Pues bien, el sábado pasado, y después de haber estado hasta las 13:30 trabajando y de andar casi 1 hora en metro, llegué hasta la Plaza de Puente alto, ahí tuve que esperar a Andrés y Francisco para luego de otro rato más llegar a un humilde Jardín perteneciente a la JUNJI donde nos esperaban otros jeeperos de la Lista 4x4, la idea era reparar los viejos computadores que tenían en el jardín para que los niñitos también tuvieran acceso a la tecnología.
Las tías nos tenían bebidas, empanadas y galletas como una forma de agradecer nuestra ayuda.
En un post anterior escribí sobre los contrastes de Santiago, y nuevamente se me vino a la memoria eso al ver lo diferentes que somos a pesar de una de las frases más célebres de Ricardo Lagos en su campaña presidencial “todos somos iguales”, me queda de manifiesto, una vez más, que esta consigna se queda solamente en palabras, ya que recordé cuando Francisco iba a un jardín particular, donde eran sólo 8 niños y que nos permitió que nuestro hijo se desarrollara de la mejor forma posible, facilitando su temprano aprendizaje, incentivándolo a investigar y aprender, resultados que vemos hoy cuando ya va en Kinder y es uno de los mejores de su curso, todo esto gracias a que, con esfuerzo pudimos pagar este jardín tan bueno, pero…que pasa con esos otros niñitos que deben asistir a jardines estatales? Si bien es cierto, el gobierno ha procurado garantizar educación pre-escolar obligatoria y gratuita para todos los niños chilenos, no podemos desconocer que el trabajo de las parvularias en estos jardines muchas veces no resulta óptimo por la gran cantidad de niños que deben atender, lo que no permite el íntegro desarrollo de los niños, y luego cuando entran a la enseñanza básica hay altos niveles de deserción escolar lo que provoca que los niños tomen otros caminos y no la educación lo que conlleva muchas veces a la delincuencia, pobreza y todo se transforma en un círculo vicioso.
Por eso es de vital importancia que podamos ayudar, tal vez sean pequeñas acciones, tal vez y con un poco más de organización y participación se puedan lograr muchas más cosas.
Finalmente, el amor está en la solidaridad.